Al Ejército Zapatista de Liberación Nacional
Al Congreso Nacional Indígena
A la Sexta Nacional e Internacional
A las Redes de Resistencia y Rebeldía
A quienes suscribieron Una Declaración por la Vida
Al Espacio de Coordinación Nacional contra la Guerra
A los medios libres
A los pueblos, organizaciones y colectivos que luchan por la vida
A DOS MESES DEL HURACÁN OTIS
Somos los damnificados de toda la vida, los empobrecidos de siempre. Nos han golpeado los programas huracanados de todos los gobiernos que han pasado. Muchas de sus políticas han sido categoría 5. La llamada “Guerra Sucia” en los años 70’s, 80’s y 90’s, fue como categoría 6. Algunos somos hijos, nietos y bisnietos de los desaparecidos y muertos de entonces. Los huracanes “Figueroas” también fueron muy destructores, pero no lograron acabar con la dignidad costeña, sierreña, calentana o indígena. Hoy, el Huracán Otis nos redamnifica. Inunda nuestros pueblos; arrasa nuestras paredes de madera, nuestros techos de láminas de zinc y de cartón, y hasta paredes de tabiques y cemento, que parecían fuertes; incomunica nuestras comunidades, derriba el alumbrado, arranca gigantescos, añosos y hermosos árboles como las parotas y las pochotas; destruye las pocas y deficientes milpas que creíamos se lograrían, desaparece las huertas de coco, café, mangos y cítricos; nos deja un panorama de lodo, escombros, enfermedades y mayor escasez de comida y agua potable.
Nuestra pobreza y marginación no comenzó con este huracán, pero con poca comida y trabajos mal pagados, ahí la íbamos pasando, “nadábamos de muertito” para sobrevivir. Ahora el panorama se oscurece, para muchos la desesperanza parece pintarlo todo.
Pero no es así. Existimos los que seguimos resistiendo. Se mantienen vivos y optimistas los corazones de miles de guerrerenses. Que saben de lo que es luchar, ser solidario, ver más allá del momento.
La solidaridad de nuestros hermanos mexicanos y de otros países, se ha sentido, ha sido brisa refrescante y vaso de agua fresca (de chilate frio, dicen algunos compañeros) en este difícil horizonte.
La ayuda es bienvenida, nos sirve mucho, pero también no estamos solo sentados esperando que llegue. Estamos codo a codo, hombro a hombro limpiando, reconstruyendo, animándonos, desde nuestras capacidades y posibilidades. Nos organizaremos mejor. Sabemos que para otros es la oportunidad de influir con el poder del dinero sobre los que se pueden corromper, creen que se puede acabar con la organización popular y someterlo todo al control institucional. Esperan que después del caos aparecerá un guerrerense domesticado, manejable. Pero somos necios, seguimos sin creer que la participación institucional es una forma de lucha superior.
Se cambió algo, pero mucho sigue igual. De nuevo la historia nos dice, “No bastan las buenas intenciones”. Expriistas y experredistas corruptos, con nuevas camisetas y mismas formas e intereses, ejercen el poder político, administran la pobreza y la represión; se enriquecen, hacen negocios de todo tipo. La relación entre los negocios ilícitos y las instituciones de seguridad es la misma.
Hace unos meses nos mataron a la compañera Marta x, en el mercado x. Fue un inútil intento de amedrentarnos.
Hay quienes se frotan las manos y sonríen pensando en lo que les va a llegar y preparan sus bodegas. Sacarán ganancias, lo usarán en las próximas campañas electorales. Quisieran gritar ¡Vivan las tragedias! La destrucción y la reconstrucción son buenos negocios.
Eso tampoco ha cambiado, los que esconden, negocian, condicionan el apoyo a los damnificados de hoy, son los mismos de ayer, aunque traen otro color.
Pero aquí estamos los insumisos “aguafiestas” de siempre dando la cara a la adversidad. Llamando a los compañeros a unirnos más, a organizarnos mejor. A abrir más los ojos y el corazón. Dispuestos a continuar, aunque en los retenes nos quieran impedir la movilidad y a algunos nos exijan entregarles a ellos la ayuda.
El huracán Otis es un ejemplo de los efectos sociales que acarrea un modo de vida en donde lo más importante es la ganancia a costa de lo que sea. Es lo típico, no les importa la depredación de la naturaleza y de los seres humanos. No importa que el “progreso” sea igual a devastación, lo principal es acumular riquezas en pocas manos. La crisis de la destrucción climática con sus superhuracanes, sus sequias, sus megaincendios, sus calores y fríos extremos, está presente.
Damnificados de Otis, no están solos, nos vamos a levantar. La solidaridad no se sepulta en ningún lodazal, ni la devasta un viento por fuerte que sea, nos daremos las manos y reconstruiremos el futuro.
Desde nuestras comunidades en la Costa Grande donde nos hemos organizado para resistir a estos desastres queremos comunicarles nuestro más profundo agradecimiento. Al CNI-CIG, al EZLN, a los compas de la comunidad otomí en resistencia y rebeldia que en la Casa de los Pueblos Samir Flores Soberanes implementaron la concentración del acopio y en dónde tambien resistieron a la policía de la Ciudad de México durante violento intento de desalojo la madrugada del 16 de Octubre. Agradecemos también a todas las organizaciones, colectivos, redes y personas que echaron la mano, cargando, recibiendo, transportando, difundiendo y donando para que pudiéramos llegar hasta nuestras tierras con 12 toneladas dándole un respiro a las familias más afectadas.
¡A ORGANIZARNOS PARA RESISTIR LOS EFECTOS DE LA CRISIS CLIMATICA!
¡EL DAMNIFICADO NO ES MERCANCIA POLITICA DE NADIE!
POR LA UNIDAD DE OBREROS , INDIGENAS Y CAMPESINOS
ORGANIZACIÓN CAMPESINA DE LA SIERRA DEL SUR
TEPETIXTLA, COYUCA DE BENITEZ, GUERRERO 24 DE DICIEMBRE