Las mujeres y hombres que conformamos esta asociación civil nos constituimos como tal para ser el vehículo (requisito obligatorio) a través del cual, por primera vez en la historia de este país, una mujer indígena, pobre y trabajadora aparezca en la boleta electoral como candidata independiente a la presidencia. Desde que el Instituto Nacional Electoral (INE) dio a conocer los requisitos, medios y plazos para ser aspirante y, después, la principal forma mediante la cual se recogería el apoyo ciudadano para aparecer en la boleta electoral como candidata independiente, las y los integrantes de esta AC tuvimos claro que entrábamos a una forma de entender y hacer la política profundamente excluyente, discriminatoria y antidemocrática. O, en el mejor de los casos, que se había diseñado un proceso pensando en un país que no es México. Realizable, quizá, en países como Suiza o Suecia.
De cualquier manera, no nos llamamos a engaño. Tanto el Concejo Indígena de Gobierno (CIG) como su vocera la compañera María de Jesús Patricio Martínez, Marichuy, dejaron claro que se le entraba con los ojos abiertos a este proceso. Y que no habría obstáculo que les impidiera recorrer este país para favorecer la organización desde abajo, en primer lugar de las comunidades y pueblos indígenas, así como de las y los trabajadores del campo y la ciudad.
Y esto lo harían de una manera muy otra. El paso del CIG y de Marichuy por Chiapas, donde decenas de miles de indígenas mayas, tzotziles, choles, zoques, tzeltales, mames… se volcaron a los caminos, a las comunidades y se concentraron en los cinco caracoles zapatistas para manifestar su apoyo, fueron la señal de arranque.
Ahí se refrendó el tono, el carácter y el espacio de la actividad de nuestra campaña. Ésta se realizará prioritariamente ahí donde se encuentra el México profundo, ahí donde nunca llega ningún candidato, ahí donde no hay señal de celulares, ahí donde es imposible llevar una fotocopiadora, donde muchas veces no hay siquiera luz eléctrica, ahí donde, desde el poder (no sabemos si local, estatal o nacional) se corta la señal de telefonía y no sólo no funcionan los celulares tampoco los teléfonos fijos.
Entonces, no se confundan, nosotras y nosotros no nos quejamos de sus reglas. Las conocíamos y decidimos trabajar con ellas. Con la firme convicción de que a pesar de ellas —y de su carácter racista, clasista, discriminatorio…— podremos lograr nuestro objetivo.
Lo que queremos denunciar aquí es la forma en que la propia instancia responsable ante la ley de llevar a cabo este proceso, el Instituto Nacional Electoral, ha engañado al conjunto de la sociedad, ha violado sus propios reglamentos y ha incumplido lo que por ley está obligado a cumplir:
a) Lo que parecía al inicio ser un listado de requerimientos técnicos para que los diversos dispositivos móviles fueran aptos para recabar el apoyo ciudadano, se convirtió en una falsa guía que ha venido siendo modificada, aumentada y desmentida por la necia realidad: marcas y modelos que se supone que servirían por cumplir con tales requerimientos a la mera hora no han funcionado. Haciéndose cada día más amplia la lista de lo que no sirve para recoger ese apoyo. Y quedando claro que el costo promedio de un dispositivo que sirva es de 5 mil pesos, es decir, el equivalente a un poco más de tres salarios mínimos.
Aun si vemos los datos que ofrece el INEGI, el 81.7 por ciento de la población empleada gana hasta tres salarios mínimos. Es de sentido común suponer que ninguna de estas personas trabajadoras va a usar todo su ingreso mensual para comprar un celular “de gama media”, que le llaman (que una de ésas ni sirve).
b) La perogrullada tan eufóricamente difundida por los funcionarios electorales de que 60 auxiliares serían suficientes para conseguir las más de 800 mil firmas, ya que el tiempo máximo que tardaría cada uno de ellos en recabar el apoyo de una persona sería de 4 minutos, ha quedado como una burla de mal gusto. Se les olvidó decir que esto se desprendía de pruebas controladas, que, por su naturaleza, no aplican para el común de las personas, en el común de los ambientes, con las habilidades tecnológicas promedio de las personas comunes, etcétera. Es decir, que era un “estimado” falso para inmensas zonas empobrecidas de las áreas urbanas, para no hablar de la casi totalidad de regiones rurales, es decir, donde vive la mayoría de la población del país.
c) Quienes hemos logrado echar a andar la supuestamente “ultramoderna, segura, y democrática” aplicación del INE, y hemos estado en contacto con el personal destinado para apoyo técnico —para resolver cualquier duda o problema relacionadas con la APP—, podemos afirmar que no sólo no funciona como se dijo que lo haría, sino en muchos casos, simplemente NO funciona.
d) Son éstas las razones por las que casi el 45 por ciento de nuestros auxiliares registrados no han podido empezar a enviar los apoyos recabados —y no como dijo sin ninguna vergüenza un alto funcionario del INE a un medio radiofónico: porque no han querido salir a la calle a pedir apoyo para su aspirante—. Además de que una buena cantidad de ellas y ellos siguen esperando que el INE les haga llegar su número de identificación. Lo que contradice, de nuevo, lo que en el escrito de fecha 24 de octubre de 2017, enviado a nuestra Asociación, la Coordinación Nacional de Comunicación Social del INE afirma: que “si en el sistema aparecen como ‘activos’, significa que ya recibieron la notificación y por tanto su ID” (Por cierto, según este escrito ya cualquiera podía capturar un apoyo en tan sólo 3 minutos, y ya familiarizados, ¡hasta en minuto y medio!)
e) Hay un asunto más —muy importante— que queremos denunciar aquí: El INE está obligado por la Constitución, así como por las disposiciones propias de su tarea a proteger los datos personales de todos y todas las ciudadanas que den su apoyo a través de la multicitada aplicación. En la propia aplicación así se establece, además de lo declarado por el Instituto y sus funcionarios en innumerables ocasiones y medios de que la información de la gente se envía al INE, quedando protegida y no quedando, por supuesto, en los dispositivos de los auxiliares. Bueno, pues no es así. Ayer en la noche, tras una serie de denuncias hechas por las y los auxiliares de Marichuy en el sentido de que sus teléfonos estaban empezando a fallar, que ya no podían capturar nuevos apoyos, que los ya capturados no les estaba siendo posible enviarlos al INE, descubrimos que sobre esto también mintió el INE, pero, en este caso, incurriendo en una flagrante violación a la ley y a sus obligaciones.
Los datos de todos y todas las personas que han dado su apoyo, en este caso, a Marichuy se quedan en los dispositivos móviles de los y las auxiliares —éste es un hecho demostrable por lo menos en el caso de los que utilizan el sistema operativo Android, que son la inmensa mayoría—. Todos los registros se quedan, sin importar si éstos ya fueron enviados al INE desde el día 17, 18, o el 20 de octubre, o ayer.
Lo que ha hecho colapsar los teléfonos sin razón aparente. Pero más grave: Esa información (que se guarda en pequeñas carpetas que contienen: la foto del frente y el revés de la credencial, un archivo con la firma y otro con la foto de la persona, si es que accedió a que se le tomaran) queda en los teléfonos de manera oculta, lo que no quiere decir con algún tipo de cifrado, sólo no a plena vista, pero abierta.
f) Ahora bien, ¿era y sigue siendo inevitable insistir en el uso de una aplicación con estas características? Estamos convencidos que no. Y esperamos que no sea una vez más la desidia (para no decirle por su nombre) de los burócratas del INE la que prevalezca.
Marichuy y el CIG han declarado enfáticamente que: “como es costumbre en nuestros pueblos, rendirnos, vendernos o claudicar no es una opción y redoblaremos esfuerzos para recabar el apoyo ciudadano requerido para figurar como candidata independiente a la Presidencia de la República en la boleta electoral del año 2018; pero sobre todo para ampliar y fortalecer la estructura organizativa de nuestras rabias y nuestros dolores en todo el país, para que retiemble en sus centros la tierra y permita la supervivencia de los pueblos originarios y la reconstrucción de un México que ha sido intencionalmente despedazado por quienes tiene el poder”.
Nosotras y nosotros, como integrantes de Llegó la hora del florecimiento de los pueblos Asociación Civil, no sólo nos solidarizamos con este planteamiento sino que lo hacemos nuestro. No nos quejamos o suplicamos que nos den otro trato (por cierto que una mentira que se ha generalizado es que hay un régimen de excepción hecho para Marichuy, que consiste en recabar el apoyo ciudadano en papel, y eso es falso, cualquier aspirante puede hacer uso de él, claro, si es que les reciben en los municipios más pobres de México), sólo exigimos que cumplan sus propias reglas. Que no pongan obstáculos adicionales a la gente que busca poder hacer explícito su apoyo para que Marichuy aparezca en la boleta electoral del 2018. Que se hagan responsables de los errores e ilegalidades por haber sacado una versión “demo” de la aplicación, y hagan de una vez su trabajo.
Por nuestro lado llamamos a la población mexicana a que se solidaricen con esta propuesta que quiere darle una oportunidad a la paz y a la vida.
Si quieres apoyarnos para que Marichuy sea candidata deposita a la cuenta: 0354911296 de Banorte a nombre de Llegó la hora del florecimiento de los pueblos AC.
Trasferencia Clabe: 072180003549123694
Si quieres donarnos celulares para acometer la tortuosa tarea de recoger los apoyos ciudadanos usando la APP, llévalos a Doctor Carmona y Valle 32, colonia Doctores, o bien a Zapotecos 7, colonia Obrera.
Nunca más un México sin ellas y ellos que son nosotras y nosotros.
Nunca más un México sin nosotras y nosotros que también son ellas y ellos.
Atentamente:
Pablo González Casanova
Francisco Toledo
Juan Villoro
María de Jesús de la Fuente Vda de O’higgins
Eduardo Matos Moctezuma
Alicia Castellanos Guerrero
Juan Carlos Rulfo
Juan Pablo Rulfo
Óscar Chávez
Magdalena Gómez
Paulina Fernández Christlieb
Jorge Alonso
Paul Leduc
Antonio Ramírez
Gilberto López y Rivas
Bárbara Zamora
Francisco Barrios El Mastuerzo
Márgara Millán
Sylvia Marcos
Fernanda Navarro
María Eugenia Sánchez
Ana Lidya Flores
Luis de Tavira
Graciela Iturbide
Elia Stavenhagen
Francisco Morfín Otero
Raúl Delgado Wise
Carlos López Beltrán
Paulette Dieterlen Struck
Javier Garcíadiego
Carolina Coppel
Néstor Quiñones
Carlos Aguirre Rojas
Pablo Fernández Christlieb
Rodolfo Suárez Molinar
Rosa Albina Garavito Elías
Domitila Domingo Manuel Domi
Jean Robert
Mercedes Olivera Bustamante
Lidia Tamayo
Rosalva Aída Hernández,
Mardonio Carballo
Rolando Ortega Roco
María Baranda
Arturo Anguiano
Servando Gajá
Omar Missael Oseguera Cortés, Missael
León Felipe Bustamante Baéz, Felipe
Leonel Rosales García, Monel
Rodrigo Joel Bonilla Pineda, Don Gorri
Marco Antonio Huerta Heredia, Tanis
Carlos González García