A propósito del 12 de octubre, Día de la Resistencia Indígena, queremos celebrar la lucha que como pueblo originario hemos emprendido para defender nuestro territorio de distintas maneras ante los embates de los empresarios y los gobiernos que quieren hacer de Juanacatlán una extensión de los corredores industriales y de la gran ciudad. Desde 2019, los pobladores que le decimos NO a esa forma de vida, venimos no solo oponiéndonos a los megaproyectos como la termoeléctrica y el gasoducto, sino también tratando de organizarnos ante cualquier amenaza que vislumbremos, recorriendo nuestro territorio para conocerlo y reconocerlo, registrando los daños e identificando a sus perpetradores.
Asimismo, hemos ido tratando de reconstruir nuestra propia identidad a partir de volver a interpretar nuestro presente, de reconstruir nuestro pasado como pueblos indígenas cocas, es decir, originarios que prevalecemos desde antes de la llegada de los españoles y su
conquista, por lo menos desde hace 1300 años en este lugar que habitamos junto al
milenario río Chiconahua y su gran caída de agua.
La construcción de nuestra identidad, al tener presentes nuestros orígenes como pueblo y su continuidad, la hemos ido haciendo desde un espacio de encuentro que es el Concejo Indígena de Xonacatlan, nombre de este pueblo antes de la colonización. Este Concejo nace porque entendimos que un pueblo no puede existir sin el territorio y su memoria, y por experiencia supimos que es imposible continuar sin defendernos.
Establecimos como nuestros principios la custodia de nuestra memoria, historia y cultura, para alentar y defender nuestra identidad como pueblo originario; la defensa del territorio ante el despojo, la solidaridad y la horizontalidad entre quienes participamos, porque entendemos que la voz de todas y todos es fundamental, tanto como avanzar y construir sin jerarquías, sin partidos políticos, ni intereses particulares.
El nombrarnos como pueblo originario, nativo o indígena, es elegir un lado de nuestra historia, es elegir entre la herencia de los modos ancestrales de nuestros pueblos o los modos heredados por los colonizadores; es nombrarnos en favor de la tierra y la milpa en lugar de la industria, en favor del bosque en lugar de los fraccionamientos, en favor de la vida silvestre en lugar de la explotación de nuestro territorio, en favor de la preservación de nuestras aguas para nuestro pueblo en lugar del agua como mercancía.
Es importante que vayamos celebrando la vida y los pequeños logros en la defensa de nuestro territorio que, por pequeños que sean, van dándonos ánimos y herramientas para continuar en esa labor. La publicación del Programa de Ordenamiento Ecológico Local (el POEL), proceso del cual nos apropiamos buena parte de este Concejo, declara que
Juanacatlán está libre de industria, libre de megaproyectos, libre de minería y bancos de material. Este documento en sí mismo no resuelve nuestros problemas pero es una herramienta importante para poner un freno definitivo a la termoeléctrica y otros aprovechamientos del gasoducto, pero la lucha y la organización deben continuar para hacerlo valer y que no solo sea letra muerta.
¡Juanacatlán es un pueblo indígena y campesino!
¡Juanacatlán es un pueblo libre de megaproyectos!
¡Larga vida para nuestro río y para nuestra gente!
Juanacatlán, Jalisco a 16 de octubre de 2022
CONCEJO INDÍGENA DE XONACALTAN